En el Imperio Medio la principal característica estaba relacionada con las dos religiones, la del Dios Osiris y la del Dios Ra.
Osiris tuvo más predominio durante la Dinastía XI, pero en la Dinastía XII ambas religiones se desarrollaron por igual alcanzando enorme importancia.
La religión osiríaca aseguraba la supervivencia en la otra vida con la conservación de las momias. Osiris era un dios popular y próximo al ser humano y, como tal, sufría y moría [Recordar el mito de Isis, Seth y Horus]. Osiris era el dios de la vegetación; moría en la estación más seca y renacía tras la retirada de las aguas de la crecida. Su mito refleja un fenómeno natural, el nacimiento, desarrollo y muerte de las plantas...
Durante la Dinastía XI, al lado de la religión popular (osiríaca), surge una nueva religión de tendencia heliopolitana, el dios principal sería Amón-Ra, su dogma es establecido por el colegio sacerdotal de Tebas cercano al rey.
Amón-Ra durante la Dinastia XII del Imperio Medio (c.2000 - 1800a.C.) cobra gran importancia en Tebas, donde se le erigió el denominado templo de Karnak. Fue considerado el dios dinástico, por la devoción que le profesaban los faraones tebanos.
Los primeros reyes de la Dinastía XI favorecieron los cultos a Osiris pero, por diversos factores políticos, los siguientes reyes se opusieron a esta religión que era demasiado popular y en la Dinastía XII la religión de Amón-Ra adquirió similar relevancia.
Según la tradición, trazada ya por otras grandes divinidades nacionales, el clero de Amón asimiló elementos solares de origen heliopolitano, con lo que el dios Amón adquirió también un carácter cósmico y demiúrgico. Emergió así la figura sincrética de Amón-Ra, rey de todos los dioses, fuente misma de la realeza y de la potencia guerrera del faraón, esposo de la diosa Mut y padre del joven dios Jonsu, con los cuales formaba la Tríada tebana.