Leyenda: La destrucción de la humanidad

Preliminares:

Existen varias versiones de esta leyenda o mito. Es la leyenda de Sekhmet, que tiene más fuerza en la mitología egipcia, se encontró en las paredes de la tumba de Seti y trata sobre la destrucción de la humanidad. La diosa Sekhmet es el personaje principal.

La diosa leona Sekhmet era hija del dios Ra. Su esposo era Ptah y su hijo, Nefertum.

Su ira era temible pero, si se conseguía apaciguarla, otorgaba a sus adoradores el dominio sobre sus enemigos y la energía para vencer la debilidad y la enfermedad.

En algunos casos fue considerada aliada y protectora de Ra, dado que daba muerte a quienes osaran enfrentarse o atacar a la monarquía divina o terrenal.

Narración:

Trata sobre la conspiración que llevaron a cabo los hombres, en época del Antiguo Egipto, para derrocar a los dioses utilizando los poderes y habilidades que estos les habían brindado para crecer y prosperar sobre el planeta; poderes que los hombres utilizaron para idear artimañas con la intención de la destrucción final de los dioses.

Este hecho provocó que Ra convocase una reunión con las deidades más poderosas que tomaron la decisión de que Sekhmet, la más poderosa y de fuerza inigualable, se manifestase sobre la tierra con el fin de aplacar la revuelta. De esta manera, cada noche, Sekhmet se manifestaba asesinando y bebiendo la sangre de los humanos que tenían perversos planes en contra de los dioses.

Los Dioses se volvieron a reunir y determinaron que el castigo ya había sido suficiente, pero no pudieron controlar la voraz sed de sangre de Sekhmet, quien hizo caso omiso de la voluntad de los otros dioses y continuó manifestándose noche tras noche asesinando a los humanos.

Ra se dió cuenta que Sekhmet no finalizaría su matanza hasta haber extinguido en su totalidad la raza humana, e ideó un plan para acabar con los asesinatos. Consiguió unas plantas elefantinas, una especia de droga con capacidad para alterar la mente y, junto con hojas de opio, las envió al dios Sekti, en Heliopolis.

Sekti llenó de cerveza un pantano por el que sabía que pasaría Sekhmet y añadió las plantas. Posteriormente, tiñó la cerveza con una arenisca característica de la zona que dio al pantano un color rojizo, idéntico al de la sangre.

Esa misma noche, Sekhmet pasó por la zona, y cuando vio el pantano rebosando de lo que ella imaginó que era sangre, se regocijó y bebió hasta la última gota de cerveza, entonces su corazón se lleno de alegría, su mente cambió y no pensó más en destruir a la humanidad.

Después de esto, Ra declaró a Sekhmet como "Aquella que viene en paz" alabándola con la belleza y el carisma de los Dioses."